Cuando se cumple un año sin conciertos masivos por el coronavirus, la 63ª edición de los Premios Grammy logró ser una gala histórica. Beyoncé rompió el domingo en el Convention Center de Los Ángeles el récord de la artista femenina con más premios tras conquistar el galardón de mejor interpretación de R&B por Black Parade, la canción que lanzó el día de la emancipación de los negros esclavizados al calor de las protestas raciales en Estados Unidos. Con ese premio, el cuarto de la noche para la diva, superó los 27 de la cantante de bluegrass, Alison Krauss, y alcanzó 28, una cifra que ya es leyenda. A nivel global, solo supera a Beyoncé el director de orquesta húngaro Georg Solti, con 31. La artista emerge en segundo puesto, empatada con Quincy Jones.
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Taylor Swift ganó por tercera vez en su carrera, en la categoría de mejor álbum con Folklore, elaborado íntegramente durante la pandemia. Y Billie Eilish, de 19 años, alzó incrédula el galardón a la mejor canción, por segundo año consecutivo, por su tema Everything I Wanted. "Esto es muy embarazoso para mí", dijo la cantante sobre el escenario y aseguró que el premio debía ser para la rapera tejana Megan Thee Stallion, por su éxito Savage. Los cuatro principales galardones cayeron en manos de mujeres.
Los organizadores querían evitar a toda costa que la ceremonia tuviese un tufillo a las galas virtuales forzadas por la COVID-19. Casi lo logran. Harry Styles haciendo bailar a Billie Eilish con su canción Watermelon Sugar, la que luego le daría su primer Grammy por mejor interpretación de solista pop, era una escena refrescante. Lo mismo al ver a Bad Bunny, premiado con el mejor álbum latino por YHLQMDLG, cantando al ritmo de Don't Start Now, mientras Dua Lipa hacía su magia sobre el escenario. Más tarde, la joven británica se llevaría el Grammy a mejor álbum pop vocal por Future Nostalgia, coronando su veloz inmersión en la escena musical global.
Los Grammy han sido criticados por años por la falta de reconocimiento a la música creada por la comunidad afro.
La ceremonia contó con actuaciones en vivo y otras grabadas. El presentador, Trevor Noah, con bastante gracia y fluidez, logró que los bruscos cambios de vestuario y escenario no fueran pesados y el foco estuviese puesto en disfrutar, de alguna manera, la nueva normalidad.